sábado, 14 de abril de 2012

Recordando a Vladimir Maiacovsky


Poco tiempo antes de que la bala del revolver perforara su pecho, el mejor poeta ruso de la era soviética escribía estas últimas líneas:

¡A todos!
No se culpe a nadie de mi muerte y, por favor,
nada de chismes…
Como quien dice
la historia ha terminado.
El barco del amor
se ha estrellado
contra la vida cotidiana
y estamos a mano
tú y yo.
Entonces ¿para qué
reprocharnos mutuamente
por dolores y daños y golpes recibidos?

En efecto, el poeta, dramaturgo y revolucionario ruso Vladimir Maiakosvsky se pegaba un tiro el 14 de abril de 1930  por razones que aún hoy parecen desconocidas. “No se me acuse de ser débil –escribía- en verdad que no hay nada más que se pueda hacer”

Su poesía retrata la realidad del obrero, del campesino. De los utopistas que pareciera que a cada bocanada de aire se les está arrebatando sus sueños. A 82 años de su muerte, hoy lo recordamos.

La primera noche ellos se acercan y cogen una flor de nuestro jardín,
y no decimos nada...
La segunda noche, ya no se esconden y pisan las flores,
matan nuestro perro y no decimos nada...
Hasta que un día el más frágil de ellos
entra sólo en nuestra casa,
nos roba la luna, y conociendo nuestro miedo
nos arranca la voz de la garganta.
¿Y porque no dijimos nada?
Porque ya no podemos decir nada.

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