miércoles, 10 de octubre de 2012

Dicotomías

Texto de Dmítrich


Tu ilusión no la comparto.
Me cortas las alas
y pretendes que salga a volar.
Planea mejor tú, en la inmensidad azul,
sin fronteras, sin límites.
Deja que tu mente rompa las olas
y se deleite entre los ríos y los campos
para después posarse en las enormes ciudades
con los mismos gestos y el insaciable tormento.
Mi cuerpo por el contrario se espinará
y encontrará regocijo en el sabor amargo.
llorará bien y sonreirá aún mejor.
No pienses en el mañana,
ya nos hemos de encontrar
en el sueño eterno, fortuito,
donde tu realidad se una al fin con la mía.

lunes, 8 de octubre de 2012

La obra de Eugenia Elizondo

Poemas: Hilos de acero y ¿Cómo te olvido?


Colocar cada palabra en tu boca
cual piedras preciosas
y construir un collar
de versos o cadenas,
hilos de acero invisible
que me aten a tu alma
dime como...
¿cómo llego a ti extranjero?



En todas esas cosas
que no he podido guardar en el baúl
me asaltas a cada momento
de mi camino sin ti

Estas en la taza de café,
en el calendario,
en la ventana
y en la cumbre de tu Cerro de la Silla

Te encuentro en la oración de gracias,
en la carpeta de hilo,
en la firma de tu última carta
y hasta en esa vieja novela.

En todas las mujeres
que llevan tu rostro  estas
y no te vas
¿cómo te olvido?


Eugenia Elizondo es licenciada en Ciencias de la Comunicación Social por la Universidad Regiomontana en Monterrey N.L. Ha participado en el Taller “Géneros Breves de Poesía Japonesa” Impartido por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, en Tijuana BC; así como en el Taller “Escritura Lúdica” Impartido por el Instituto Municipal de Arte y Cultura, en Tijuana BC. Ha colaborado en la revista de poesía Frontera-Esquina y participado en el III Encuentro de Poesía Tijuana-San Diego 2012

miércoles, 3 de octubre de 2012

Mi juventud

Texto de León Felipe




No me maquillo los ojos
ya los tengo rojos,
un tono negro alrededor
antifaz de la fiesta del terror,
pues vivo de noche
como el nahual,
de un lado a otro
por la maldita ciudad.
Con mis botas puestas,
con un caguamon,
sin caminar por la banqueta,
así ando yo;
a pincel como vago,
soñando que vuelo
con elefantes de colores,
con la madrugada, la luna y las estrellas
yo me elevo.
Como dijo José Alfredo:
“Nada me han enseñado los años
otra vez a tomar con extraños”