lunes, 18 de junio de 2012

La obra de Ulises Hernádez

óleo sobre lienzo
90x40 cm

Media mixta sobre lienzo
90x70cm

Óleo sobre lienzo
30x40cm

Óleo sobre lienzo
125x125cm

óleo sobre lienzo
140x90cm

Media mixta sobre lienzo
90x70cm

Media mixta sobre lienzo
90x70cm

Óleo sobre lienzo
50x50cm

Ulises Hernández, Celaya, Guanajuato, 1993. Artista emergente que actualmente expone sus pinturas en la siguiente página: 

jueves, 14 de junio de 2012

Hacía la cruz extrema

Cruz de Atocha


Texto de Ashoka-León

Porque si no llego hasta ella
todo habrá sido un fracaso.
No en vano caminé todo el día
buscando su silueta,
y saciando la sed de amargo
para poder más fácil encontrarla.
Ya con la sangre nueva 
que corre por mis venas,
la miro serena a lo lejos,
alumbrando cual faro al navegante.
Me hidrato más para festejar
la cruz que alumbra el horizonte.
Me despierto sin agua en las pupilas
y con la luz del sol golpeándome la cara.
¡la he alcanzado!
La cruz está sobre mi espalda.

Cargando con la cruz
y no es la de Jesús,
con flores en mano
y malos olores.
¡Cruda realidad has tocado mi sensibilidad!
¡Oh! Monstruos nocturnos
no toquen mas tambores,
estruendos mentales,
ácidos colores,
voces chillonas,
malhumorantes sabores.
Cruces color neón,
solo las veo por las noches,
hoy cargo esa cruz
pálida, sin aliento;
¡En serio!
No es la de Jesús.

Felipe es medio día,
¡Despiertaaaaaaaa!
¿Felipe? No, el ya se fue,
sintió hormigas en los pies;
¿Por cargar la cruz de neón?
Ya, en serio, no es la de Jesús.

miércoles, 6 de junio de 2012

De roll

Texto de León Felipe


Despierto donde nace el sol,
prendo un cigarro y paro un camión.
Espero a mis amigos mientras veo nubes;
rueda rueda y rueda hasta el arco electrónico;
donde nos paramos alzamos dedo
y  nos vamos volando
en dragones de 50 toneladas;
tienen cuernos, cola y hocico, hasta sacan fuego.
¡Cuidado! caracoles voladores, dragones de colores
y estrellas en el suelo.


lunes, 4 de junio de 2012

Desde lo más alto.

Texto e imágenes de Martha Mariano


Me llené de anaranjado, sentándome en la orilla de mi esperanza, acogiéndome como buena anfitriona en el balcón de mis despechos. Vi pasar las horas entre mis dedos arañando la ventana en la espera de tu regreso.

Me avergüenza tener que limpiar el agua que escurre de mi espalda con la camisa que me robe de tus caricias. Sigo con tu imagen reflejada en mi humana condición.

Tengo tres días sentada aquí, perdiéndome, extrañándome entre la lentitud de mis ganas, batiéndome de cual cursilería se me pegue en el pecho. Si fuera otra sería más fácil dejarme y cerrar el aura de tu esencia con eso se haría más obvio el hecho de querer salir y querer comerme al sol con un suspiro.


En vez de eso preferí refugiarme en la oscuridad de mi memoria, alejándome de nuestro sentir, creyendo en el amanecer de lo que pensé necesitar de ti. Y me fui. Respiré bajo las sábanas teniendo miedo de algo inexistente. Demandando las ansias del brillo de mis ojos. Me escondí de la noche. Ahuyentando mi necesidad de soledad. Intercambiándola por un pedazo de no sé qué. Que me hizo pensar en ti. Y en muchas cosas de mí. Me vertí bajo la blusa como un aire frio. Que calmara mis nervios. Haciéndote ajeno a mi presencia.



Y te fui borrando. Apagándote en la línea que divide nuestro encuentro. En el horizonte que me encontré cuando alzaba la mirada.