No me maquillo los ojos
ya los tengo rojos,
un tono negro alrededor
antifaz de la fiesta del terror,
pues vivo de noche
como el nahual,
de un lado a otro
por la maldita ciudad.
Con mis botas puestas,
con un caguamon,
sin caminar por la banqueta,
así ando yo;
a pincel como vago,
soñando que vuelo
con elefantes de colores,
con la madrugada, la luna y las estrellas
yo me elevo.
Como dijo José Alfredo:
“Nada me han enseñado los años
otra vez a tomar con extraños”
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