miércoles, 14 de marzo de 2012

Manrique y el gato


Un soñador, un iluso o un loco que ha recuperado  la cordura. Mi vida no era así, cambio desde el momento en que la he conocido. Por ella he cruzado mares, recorrí océanos, estuve a la deriva, hice todo para hallarla –nos dice el gato- Manrique por el contrario, presa de su imaginación y de un vértigo de poesía se dedicó a seguirla entre las construcciones templarías, entre sus claustros y sus jardines. El gato atendiendo a su deseo y a su soledad la sigue a toda prisa de tejado en tejado. Manrique llenó de pasión corre a su búsqueda por donde su silueta azul y brillante se coló entre las copas de los árboles. Ambos se dan cuenta de su error producto de su delirio. El amor que pretenden es demasiado grande. El amor, la felicidad y la gloria son un rayo de luna, son la luna misma. Ambos ya no corren, sólo esperan.


Para leer “El rayo de luna” de Gustavo Adolfo Bécquer visita:

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