Hace unas cuantas semanas el hombre
fue testigo de un espectáculo sorprendente en las cataratas de Hakou, en China.
El ruido estrepitoso, ensordecedor y furioso del Rio Amarillo quedó silenciado
debido a las bajas temperaturas que fueron registradas el pasado mes de febrero: congelándolo, deteniéndolo en el tiempo. El resultado, estas imágenes asombrosas:
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