Congreso de los Diputados, Madrid José María Casado de Alisal |
Llegada la noche, vuelvo a casa y
entro en mi escritorio; en su puerta me despojo de la ropa cotidiana, llena de
barro y mugre, y me visto con paños reales y curiales; así, decentemente
vestido, entro en las viejas cortes de los hombres antiguos, donde acogido con
amabilidad, me sirvo de aquellos manjares que son sólo míos y para los cuales
he nacido. Estando allí no me avergüenzo de hablar con tales hombres,
interrogarles sobre las razones de sus acciones, y esos hombres por su
humanidad me responden.
Nicolás Maquiavelo
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